La ruptura y la reparación
mayo 12, 2021
En primer lugar está la ruptura. El viejo dolor reaparece, brotando desde las profundidades del inconsciente.
El estatus quo se hace añicos. Te sientes desorientado, sin soporte, sin saber a dónde ir. El viejo mundo se ha derrumbado, un nuevo mundo está por definirse.
Te encuentras con el extraño espacio del Ahora, presencia pura, cruda, sin la protección de los viejos sueños, nada a que aferrarse. Incluso tus anticuados conceptos acerca de Dios se desmoronan.
Y luego recuerdas respirar, y sentir tus pies en el suelo, y observar el juego de la mente en lugar de perderte en él.
El mundo está fuera de control, pero tú no.
Sientes lo que sientes. Temor. Ira. Indiferencia. Tristeza. Soledad. Inseguridad. Lo que sea. Te comprometes a sentirlo todo plenamente hoy, a no disociarte en esta ocasión. Un sentimiento es sólo un sentimiento, no un hecho, y la presencia tiene la capacidad de acogerlo.
Te lamentas, lloras, pero estás siendo reparado. Te has venido abajo para sanar, te has roto para enmendarte. Viejas energías han salido a la superficie sólo para ser bendecidas con amor, aceptación, ternura.
No puedes volver a cómo eran las cosas antes. No puedes no ver lo que ya viste. Pero puedes estar presente, hoy. Y dar cada paso conscientemente hoy, no en forma automática, habitual, sino con plena consciencia, con delicadeza. Encontrando gratitud por cada momento extra en el que estás vivo.
Y manteniéndote cerca de ti ahora, a medida que recorres este misterioso camino con valentía, y con una nueva convicción.
Jeff Foster
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