¿Estás en un momento kármico?

julio 28, 2021

 

El karma es una deuda pendiente de vidas pasadas, algo inacabado e inconcluso. Algo pendiente como dar las gracias, aprender de una experiencia o decir adiós. No es ningún castigo, simplemente se debe algo y hay que equilibrarlo.

La manera que tiene la vida de armonizarnos es dar y recibir lo mismo que hemos dado y recibido, ya sea en esta u otras vidas ya que el karma no tiene tiempo. Es decir, cualquier acción que hayamos realizado, puede repercutir en cualquier momento evolutivo de nuestra alma.

Eso implica que cualquier circunstancia que necesite equilibrarse, puede hacerlo en esta vida o en las posteriores.

El karma se tiene, no se elige.

El karma se genera cuando hemos generado daño con nuestras acciones, pensamientos o palabras a otras personas. Depende de quiénes sean los perjudicados (niños, pareja, familiares, grupo grande de personas, pérdidas materiales, muertes…), creamos un tipo de karma u otro.

Depende del tipo de karma que tengamos, nos afectará en un ámbito u otro de nuestra vida. Si hemos generado daño en otra vida a una pareja, en esta vida posiblemente reciba daño de alguna pareja que tenga (aunque no necesariamente).

El karma no es focalizado, es decir, todas las consecuencias pueden recibirse de diferentes personas y circunstancias ajenas a la original.

Esto significa que si en un pasado hice daño a alguien, recibiré dolor no necesariamente de la persona a la que se lo inflingí. La vida se encarga de equilibrar la balanza, no hace falta que devolvamos la misma moneda.

La ley del karma corresponde a la ley de causa y efecto. Todo efecto tiene una causa, y dependiendo de la magnitud del efecto, así será su causa y viceversa.

Esto significa que cualquier cosa que hacemos (ya sea por acción o inacción) de palabra, pensamiento o acción tiene su efecto en los demás.

Cualquier relación o situación dolorosa que vivamos, indudablemente tiene karma. La naturaleza es alegría y abundancia del Ser. Es nuestro estado original.

Cuando hay sufrimiento, es porque estamos en un momento kármico de nuestras vidas. Hay que revisar el origen, sanarlo y ser conscientes que hemos elegido equilibrarlo a través del karma.

Todo lo que aprendemos con dolor tiene connotaciones kármicas.

Cuando vivo momentos dolorosos en mi vida, me alivia sentir que es un camino escogido: yo he elegido las relaciones, las personas y las circunstancias que ahora están en mi vida en el momento justo antes de encarnar y así compensar todo el daño que he podido hacer en anteriores reencarnaciones.

Eso me otorga fuerza y poder personal, ya que dejo de culpar a los demás y dejo de ser tan manejable de las circunstancias externas.

También me alivia porque siento que es algo equilibrado, no es gratuito. Todo tiene su motivo aunque ahora no alcance a verlo.

El karma nos permite salir del ego: dejamos que la vida se encargue de recolocar todo en su lugar, sin que nosotros interfiramos. De esta manera, eres libre de tomar las medidas adecuadas a tu crecimiento y bienestar personal.

No es necesario, pues, entrar en la venganza o la justicia egoíca, ya que hay una fuerza mayor que se encarga de todos estos menesteres. No tenemos tanto poder como para hacer daño a alguien como creemos. La Vida es quien recoloca y quien da. No nosotros.

Esto no quiere decir que no pongamos las medidas adecuadas para nuestra seguridad o bienestar.

Por lo tanto, lo que siembres hoy, tendrá su consecuencia o repercusión de una manera u otra, en esta u otras vidas, quieras o no quieras, interfieras o no interfieras en el proceso, en tu propia vida.

Es indispensable pues, cuidar y ser impecables con nuestras acciones, palabras y pensamientos.

Siembra amor, y recibirás amor.


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